La
leche cruda o leche bronca no sería apta para su comercialización
y consumo sin ser sometida a ciertos procesos
industriales que aseguraran que la carga microbiológica está dentro de unos
límites seguros.65 Por eso,
una leche con garantías de salubridad debe haber sido ordeñada con métodos
modernos e higiénicos de succión en los cuales no hay contacto físico con la
leche. Después de su ordeño, ha de enfriarse y almacenarse en un tanque
de leche en agitación y ser transportada en cisternas isotermas hasta las
plantas de procesado.
En
dichas plantas, ha de analizarse la leche antes de su descarga para ver
que cumple con unas características óptimas para el consumo.
Entre
los análisis, están los fisicoquímicos
para ver su composición en grasa y extracto seco, entre otros parámetros, para detectar
posibles fraudes por aguado, los organolépticos, para detectar sabores
extraños y los bacteriológicos, que detectan la presencia de bacterias patógenas
y de antibióticos. Estos pasan a la leche procedente de la
vaca en tratamiento veterinario y a su vez pasan al consumidor. La leche que
no cumple con los requisitos de calidad, debe ser rechazada.
Una
vez comprobado su estado óptimo, es almacenada en cisternas de gran capacidad y
dispuesta para su envasado comercial.
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